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Estemos en una edad de oro televisiva o no, lo que sí que estamos es en su época de mayor consumo y notoriedad. Cine y serie ya cogidos de la mano, y sin ningún complejo, ofreciéndonos grandes momentos para el recuerdo

Se suele caer en lugares comunes cuando se habla de cine y series y la relación de permanente conexión que han vivido en los últimos años. No fue hasta que los grandes actores de cine contemporáneos decidieron apuntarse a ellas cuando también a ojos de los espectadores se comenzó a perder la sensación de “entretenimiento menor” que palidecía ante cualquier apuesta de Hollywood. Es verdad que para algunos actores también fue una vía para recuperar el crédito perdido o volver a recuperar popularidad en una época de vacas flacas. Paradigmático es el caso de Glenn Close, la actriz más reputada de los 80 que terminó convertida en marca blanca de Meryl Streep para volver con fuerza con su secundario de “The Shield” y su protagonista de “Daños y perjuicios”. El segundo caso que siempre me gusta recordar es el de Robert Downey Jr. en “Ally McBeal”, participando posiblemente en la mejor temporada de la exitosa producción de David E. Kelley. Una pena que el resurgir de él mismo (y de la propia serie) fue truncado cumpliendo el dicho de “la cabra tira para el monte” aunque, afortunadamente, eso ya sea pasado.

 

 Hubiera sido inimaginable hace unos años ver a actores de Hollywood peleándose por papeles en series. Y, por eso, aunque se terminó recurriendo a nombres de otro perfil, no nos extrañó que incluso se barajaran los nombres de Brad Pitt o Jessica Chastain para la segunda temporada de “True detective”. Y es que Matthew McConaughey cumplió hace unos meses el sueño de todo actor y que nunca nadie ha logrado, ganar el Oscar mientras estas triunfando en televisión. Los actores, al igual que los espectadores, han olvidado ya esa distinción entre gran y pequeña pantalla, y esa idea ha calado entre cadenas y productoras. Si antes las ofertas de los competitivos canales de pago no descuidaban un buen paquete con canales temáticos de películas, ahora no tienes nada que hacer si quieres triunfar en el mercado audiovisual sin tener bien cubierto el aspecto seriéfilo. Los Emmy van poco a poco alcanzando la popularidad de los Oscar y las charlas a la hora del café en la oficina tienen ya al fútbol, a Pablo Iglesias y a las series como principales temas. Y es que, aunque el cine no esté tan en crisis como algunos siempre proclaman achacándolo a la falta de ideas, sí que es verdad que como espectadores el placer que nos ofrece una buena serie es mucho más duradero. Una película suele durar dos horas (y si dura casi tres como “Boyhood” ya nos parece más larga que la vida misma) pero el cine no tiene ese enganche que permite que podamos meternos capítulos en vena en una tarde de domingo ociosa.

 

 La variedad de la oferta seriéfila actual y el esfuerzo de algunas cadenas por hacerlas llegar al gran público, hacen que vivamos unos tiempos de auténtico placer televisivo haciendo que para muchos elegir entre cine y tele, como elegir entre papá y mamá, haya pasado de tener que elegir una opción a decir… “mejor, dame de las dos”.

"Hubiera sido inimaginable hace unos años ver a actores de Hollywood peleándose por papeles en series"

"Los Emmy van poco a poco alcanzando la popularidad de los Oscar y las charlas a la hora del café en la oficina tienen ya al fútbol, a Pablo Iglesias y a las series como principales temas"

Maggie Gyllenhaal en The Honourable Woman, reciente ganadora del Globo de Oro a mejor actriz

Clive Owen en The Knick,

a las ordenes del cineasta Steven Soderbergh

Martin Freeman y Billy Bob Thornton

compañeros de reparto del remake de Fargo

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