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La ficción guarda similitudes con la vida pero son cosas distintas. Como personas podemos planificar nuestro futuro pero algo impredecible siempre puede ocurrir y en cambio los guionistas tienen más margen de maniobra: ellos pueden jugar a los Dioses. Esto no quita que hay factores extra-televisivos que pueden influir en las decisiones y la marcha de un actor es una circunstancia que altera significativamente los planes. Este es el caso de la quinta temporada de ‘The Good Wife’, que debía enfrentarse a los deseos de Josh Charles de pasar página. ¿Qué salida les quedaba a Robert y Michelle King? Pues convencer al actor que les diera un margen de maniobra para darle una salida y pensar cómo liquidarle del Chicago de Alicia Florrick. ¿Y qué hicieron? Utilizaron todo ese tiempo para crear un arco argumental que no tuviese nada que ver y dejar que Will Gardner se diese de bruces con la imprevisibilidad de la vida. Fue impactante, sí, y fue coherente con la realidad y con la ficción.

 

 

Mi historia con Alicia Florrick fue una historia de amor. Y es una historia de desamor. Siempre fui fan de la Margulies, desde que fuese la enfermera Hathaway en Urgencias, y siempre me gustaron las series de abogados, y ya en mi más tierna juventud disfrutaba con La Ley de L.A. Durante un tiempo la serie de los King estaba entre mis preferidas, pero en 2013 se nos acabó el amor. No me consuelan sus brillantes personajes secundarios ni me llenan sus casos, algunos de ellos muy interesantes y actuales, por culpa de unas historias principales que unas veces se cogen con pinzas, y otras, los personajes terminen caminando en círculos. Y me aterró ver cómo, en un capítulo más que mejorable, los creadores fuesen capaces de terminar con uno de sus personajes principales. Pero aún así he seguido ahí, con la esperanza de que regrese todo aquello que me ganó para la causa. Lo peor es que, a pesar de la pregunta de Eli, tampoco soy optimista de cara a la próxima temporada.

 

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