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Más rapido que el rayo.

En las últimas dos décadas, el humor en la animación se ha ido embruteciendo cada vez más, y ha acabado por ser, en mucho casos, un mero vehículo para cagarse en todo y en todos, con poco más que ofrecer. Pareciera como si su máxima intención fuera decirnos  "se lo más bestia posible que así el espectador pensará que está viendo algo de lo más cool". Pero no seamos tan catastrofistas. Aunque parezca lo contrario mi intención no es arremeter contra el género. Yo mismo me he echado unas buenas risas con las mayores burradas de series como Padre de Familia o South Park. Durante un tiempo estuvo muy bien, y desde luego le sentó de maravilla a la parrilla televisiva del momento, pero de aquí a unos años ya empezaba a quedar claro que el género necesitaba una nueva mano de chapa y pintura, o al menos evolucionar hacia algo que no fuera tan de brocha gorda. Y aquí es donde entra en acción Rick and Morty.

La nueva serie de Mark Hammon, creador de la magistral pero también irregular Community, es justo ese soplo de aire fresco que se venía reclamando desde hace tiempo a este tipo de animación. Sin abandonar del todo la sátira grotesca  ni el dedo en la llaga que siempre acompaña a este tipo de humor adulto, Rick and Morty ha hecho acto de presencia en nuestras pantallas estas últimas navidades como un elefante en una cacharrería. Cargada de un humor, unas veces delicado y punzante, y otras en plan bomba de relojería que arrampla con todo, la serie de Cartoon Network nos ha regalado una primera temporada de 11 episodios casi magistral. Con ella hemos sido participes de las psicotrópicas aventuras del abuelo Rick y su nieto Morty, unas nuevas versiones muy retorcidas e hilarantes de los ya conocidos "Doc" Brown y Marty McFly de la mítica película "Regreso al Futuro". Nuestros protagonistas se han embarcado en mil y una aventuras donde la ciencia ficción más desquiciada y libre que se haya visto en los últimos tiempos,  acaba por conquistar a base de referencias muy bien traídas a colación, tanto a nuestro imaginario, como a nuestros corazoncitos frikis. La serie no solo seduce por su divertida apuesta visual y su descarada y original imaginación, sino también, y en mayor medida, por la gran química que desprenden cada uno de sus personajes, cuyas relaciones emocionales acaban siendo la columna vertebral de casi todas las tramas y el ingrediente perfecto que da ese sabor al conjunto que lo hace tan especial. Y es que Rick and Morty es capaz de pasar de lo irreverente a lo entrañable de una manera tan sorprendente como natural. Aunque sus dos protagonistas lleven siempre la voz cantante, no son los únicos reyes de la fiesta. La relación que mantienen los padres de Morty es un tour de force constante, muy divertido y certero, que explota al máximo las vicisitudes de los matrimonios de larga duración, y tanto la hermana como el resto de personajes secundarios siempre suelen tener sus grandes momentos en cada episodio. Realidades paralelas, viajes en el tiempo, plagas zombis, invasiones extraterrestres, parques temáticos inauditos, televisores con canales imposibles, e infinidad de cosas aún más disparatadas hacen de esta serie de animación una maravillosa locura por la que dejarse llevar. 

 

 

 

Rick and Morty: Maravillosa locura

A finales de 2014, Mark Hammon, el creador de la alabada Communiy, se pasó a la animación adulta, y junto a Justin Roilan nos trajo Rick and Morty. La serie pretende dar un paso más allá dentro del género, haciéndonoslo pasar pipa con las aventuras de una de las familias más disparatadas que se han visto últimamente en televisión.

"Es capaz de pasar de lo irreverente a lo entrañable de una manera tan sorprendente como natural"

LO MEJOR: Las relaciones entre los personajes resultan muy frescas y originales

LO PEOR: A veces las tramas se enredan demasiado y se espesan un poquito

"unas nuevas versiones muy retorcidas e hilarantes de los ya conocidos "Doc" Brown y Marty McFly de la mítica película "Regreso al Futuro"

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