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Cuando el miedo se convierte en un poderoso enemigo

¡TRES MOMENTAZOS!

Y se hizo la luz. Eso fue lo que pensaron muchos espectadores al ver «Two Boats and a Helicopter», el tercer episodio de ‘The Leftovers’, una producción polémica desde el principio debido al amor-odio de la audiencia hacia Lindelof, creador de ‘Perdidos’, y por un planteamiento no apto para todos los paladares. Así fue: Twitter se revolucionó tras el potente episodio, donde el reverendo Jamison ―interpretado por un Christopher Eccleston con mucha garra― se sumía en una acción trepidante para conseguir que no le arrebataran su Iglesia.

 

Este fue el punto de partida para observar lo que nos iba a ofrecer esta serie que ha ido escalando peldaños: episodios corales para la creación de atmósfera, en los que contemplamos las vidas a la deriva de los diferentes personajes y la escisión social, que alternan con capítulos centrados en un único personaje, y que han conseguido momentos de inusitada emoción.

‘The Leftovers’ está demostrando que Lindelof aprendió de sus errores o que, al menos, está apostando por algo nuevo y arriesgado, y lo que es más importante: creciendo como creador. El hecho de no pretender hacer una nueva ‘Perdidos’ y volcarse en una narración intimista, en la que lo importante es ahondar en la recuperación tras la pérdida y no la resolución del misterio, ha logrado poco a poco convencer a gran parte de una audiencia escéptica que, finalmente, se ha entregado a ella.

La resolución final del episodio, donde vemos a un reverendo Jamison desposeido, no solo de parte de su creencia, sino también de su adorada iglesia.

La desesperación de nuestro protagonista estallando cuando le intentan arrebatar el dinero que cree haber ganado de manera divina.

Cualquiera de las pesadillas alucinaciones del reverendo Jamison son autenticamente perturbadoras, a la vez que reveladoras.

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