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Cuando el miedo se convierte en un poderoso enemigo

¡TRES MOMENTAZOS!

En una octava temporada de “Doctor Who” tan polarizadora en las opiniones entre sus fans, donde parece haber bastante consenso es en determinar “Listen” como el mejor episodio de la entrega, y quizás hasta uno de los mejores de la época moderna de la serie. Utilizando conceptos muy clásicos como el miedo a lo que no podemos ver y el deseo de saber que impulsa al Doctor, Steven Moffat logra un episodio que mezcla bastante bien los momentos de tensión con los más ligeros, que cimenta finalmente la relación entre Doce y Clara Oswald, y que hasta consigue entrelazar sin problema la trama romántica de ella con Danny Pink (que parece sacada de “Coupling”, una de las primeras creaciones de Moffat). En “Listen” llega a su punto álgido el nuevo acercamiento de “Doctor Who” a la forma de contar sus historias, con un ritmo un poco más ralentizado, dejando que las escenas y los personajes respiren, y también presenta un buen ejemplo de la rehabilitación de Clara como personaje. Al darle mayor independencia y entidad propia, su relación con el Doctor es de igual a igual, y por eso puede ser más divertida y alcanzar esa cercanía que alcanza en este capítulo, aunque él no sea consciente de ello. Y el nuevo Doctor también se explora de un modo que nos permite conocerlo mucho mejor, que nos permite ver de dónde proviene esa curiosidad, esa obsesión,  por saber. Todo esto funciona, además, porque aquí vemos ya a pleno rendimiento la estupenda química que tienen Peter Capaldi y Jenna Coleman.

Descubrir, finalmente, de donde viene el mayor miedo de El Doctor es descubrir nuestros propios miedos.

¿Qué se esconde debajo de la manta del Danny Pink niño? no lo sabemos pero nos aterra igualmente.

El arranque del episodio. El Doctor sentado encima de la TARDIS, intentando averiguar que se esconde en ese silencio. Enganchados desde el primer segundo. 

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