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La Búsqueda Infinita

Una feliz y tranquila pareja británica, verá como en unas vacaciones por Francia, su hijo pequeño Oliver desaparece convirtiendo un soleado día de verano en el último día de su vida.  

Esta búsqueda se convertirá en una utopía para unos padres cuyo  mundo se desmorona con el trágico suceso que destruirá las relaciones y todo el cariño y confianza arraigado entre ellos dos, dejando una cicatriz de imposible curación. 

Orquestada entre el pasado y el presente, donde la investigación cuatro años después del suceso se entremezcla con flashbacks del pasado, asistimos en primera fila a la desaparición y las posteriores horas y días de pesadilla para estos progenitores. 

El desgaste emocional de tan desgarrador suceso, nos ofrecerá un viaje al fondo de los límites de la decencia y locura de un padre, que en esta irracional búsqueda de su pequeño, sacrificará su humanidad e integridad por encontrarlo. Sus pecados del pasado saldrán a la superficie cuatro años después. 

Ayudados por un policía francés, verán cómo sus peores temores salen a la luz, donde las insinuaciones de pedofilia y secuestros se convertirán en el mayor miedo de todos ellos y donde un viaje por el alma de algunos monstruos sin corazón, pondrá en la investigación la dura realidad de la pederastia. 

The Missing se estructura como un thriller tradicional, donde en cada episodio una nueva pista nos hace avanzar una casilla más en este terrorífico juego; pasado y presente nos mostrarán una panel de secundarios con secretos, silencios, chantajes y objetivos a cual más vil. 

Trama densa donde las haya, con muchos vericuetos y senderos que no llevan a ningún lado; quizás también,  un exceso de secundarios y una pizca de trampas por el camino que a veces dificultan la digestión de sus concentrados capítulos. Su trama misteriosa peca de agilidad y en muchos casos no ayuda a su resultado global.

Donde la serie obtiene su sobresaliente, siendo el verdadero motor de toda ella, es en ofrecer la quiebra moral y sentimental de este matrimonio, desbaratado por el dolor e incapaz de superar la desgracia. Una existencia fracturada, con culpas latentes y miradas perdidas, donde ella rehará su vida con otro hombre buscando en su hijastro a su retoño perdido. Él convertirá su existencia en la búsqueda de la verdad sobre su hijo, sacrificando su cordura; ni la resolución del caso ni la respuesta a su pregunta existencial de, que sucedió con su hijo, podrán dar la paz a este hombre que un día soleado de agosto dejo de vivir en paz con el mundo. 

Un tanto fracasado en su trama, donde necesitaría más ritmo y quizás menos capítulos, merece ser vista  solo por ellos dos,  Nesbitt y O´Connor, que nos ofrecen sus miradas más penetrantes y compungidas, en  un repertorio de su inimaginable y dolorosa existencia. 

 

¿Donde está Oliver? Esta terrible pregunta será la maldición de unos padres que en unas vacaciones verán como su hijo desaparece llevándose con él, la dulce realidad, y dejando un poso de amargura y obsesión, demostrando la fragilidad de la existencia humana. 

LO MEJOR: Él y su personal Vía Crucis, donde sus remordimientos y peajes marcarán esa desgarradora escena final.

LO PEOR: La evolución del misterio y la resolución, un tanto dispares donde con demasiadas cortinas de humo que embrutecen y desgastan su armonía.

A James Nesbitt, Le hemos visto en películas tan dispares como Bloody Sunday o la reciente saga de El Hobbit, aunque su gran interpretación la realizo en la recomendadísima miniserie Jekyll

Ocho episodios concebidos como una miniserie que, debido al gran éxito que ha tenido, al final tendrá segunda temporada.

 

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