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The Fall y el cazador cazado

La caza de Paul Spector se encauza y se complica al mismo tiempo. En la primera temporada de The Fall vimos como un padre de familia irlandés sacaba la bestia que se ocultaba en su interior y asesinaba a tres jóvenes para jugara con ellas como si fuesen muñecas. A pesar de sus cautelas y de sus artimañas para que la policía no lograse identificarle, Scotland Yard tenía ya muchas pistas en el final de la primera temporada de una de las series revelación de la BBC. En su regreso, Stella Gibson, esa exitosa agente llegada a Belfast para hacerse cargo del caso, entra en un difícil circulo en el que está casi tan implicada profesional como personalmente con la investigación del crimen. Con el paso de los capítulos, el espectador va asimilando que en la policía hay algo más que esa necesidad de cazar al asesino y cerrar el caso. El personaje de  Gillian Anderson desea conocer a Paul Spector, el asesino interpretado por el actor Jaime Dornan, y tratará de entender y justificar por qué trata de esa manera a las mujeres. La agente tiene demasiada curiosidad, está ansiosa de  conocer más detalles y quiere que el asesino le guíe por su ritual fetichista, ese que convierte a sus víctimas como maniquíes de un escaparate.

El guionista Alan Cubitt decidió que en la segunda temporada había que ir mucho más allá. Ya no era suficiente ese juego del gato y el ratón que habían sido los cinco primeros capítulos y para darle una nueva dimensión apostó claramente por los dos grandes personajes. Stella y Paul ya son más que cazador y presa, los acontecimientos los ponen al mismo nivel, conociendo uno del otro su parte más oculta, esos secretos que no deberían salir de las páginas de un diario. Cada segundo que pasa su relación es más intensa y se buscan mutuamente. Policía y asesino finalmente se enfrentan cara a cara y en sus rostros podemos percibir simpatía y comprensión. Ambos son depredadores, aunque de diferentes tipos de presas. De ahí esa permanente tensión, ese duelo casi personal y esa admiración mutua.

La serie, que deja el final abierto a una tercera temporada, quiere ser mucho más que una investigación policial más. Quiere hablar al espectador de lo peor del ser humano, de esos oscuros deseos que el asesino no puede y no quiere controlar. Las tentaciones, los escrúpulos y las necesidades del asesino se ponen sobre la mesa en ese interrogatorio policial y se ve como, al menos, logran cierta complicidad de la policía que está sentada en frente. Es una complicidad culpable, porque Stella, que se oculta tras esa máscara de frialdad, profesionalidad implacable y arrogancia, sabe que no debería ser capaz de comprender a la bestia, esa que atemorizó a la ciudad de Belfast.

 

La serie de la BBC exprime al máximo en su segunda temporada a su dúo de protagonistas y coloca el espectador ante una extraña relación entre un asesino en serie y la agente que se encarga de investigar el caso

LO MEJOR: Esa conversación cara a cara entre Gibson y Spector, que es mucho más que un interrogatorio policial.

LO PEOR: Como en la mayoría de miniseries reconvertidas en series, se nota que se ha estirado una trama que no estaba pensada para llegar a una tercera temporada.

¡MOMENTO WTF!

Kalinda rechazando los encantos de la agente Gibson 

En The Fall, hay momentos, casi documentales, donde podemos ver con todod lujo de detalles la metodología con que se da caza a un asesino en serie.

Sr. Watanabe

 

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