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El Imperio de los Shelby

Tras una primera temporada en la que el guión quizás no estaba a la altura de los alardes de producción y ambientación, Peaky Blinders volvió con una segunda temporada que amplía fronteras y enriquece las tramas. Los Shelby llegan a Londres con nuevos nichos de negocio y con dos clanes en su contra, la mafia italiana y el judío. Los gitanos de Birmingham no lo tendrán nada fácil para imponer sus reglas y poder hacerse un hueco, sobre todo, cuando una vez más el detective Campbell, ahora desde un nuevo cargo,  mide cada uno de sus movimientos y maneja un nuevo plan para acabar con ellos.

Después de decirle adiós a la tropa de Nucky Thompson y el universo de Boardwalk Empire, Peaky Blinders es lo mejor que se puede hacer para superar su ausencia. La trama inglesa arranca unos años antes, en 1919, con todavía secuelas en los que lucharon en la Primera Guerra Mundial. Birmingham no es Atlantic City, la elegancia y el glamur de la serie de HBO no está en la de la BBC, pero en el trasfondo hay algo en común, un buen puñado de gángsters y negocios que poco tienen de legales. Los Shelby son una familia, pero también un imperio. Manejan el negocio de las apuestas, controlan todo el barrio obrero de la ciudad británica y tienen acceso a un bien muy preciado, el alcohol. Poco a poco han ido y siguen copando el mercado con unas técnicas infalibles, amenazas, unos cuantos puñetazos, una que otra puñalada y, cuando hace falta, también algún que otro disparo.

En esta segunda temporada, la historia está todavía más centrada en la figura de Thomas Shelby, el personaje al que da vida el actor Cillian Murphy, y el auto-proclamado líder del clan. Su visión para los negocios y su manera de gestionar los problemas generarán algunas críticas en el seno familiar, pero nadie se atreve a poner en duda su liderato. Thomas cuenta con el respaldo casi infranqueable de otra pieza clave del clan, la tía Polly, matriarca y responsable de manejar las finanzas del clan, un personaje que también cobra fuerza en la segunda temporada y que acaba siendo decisivo en el episodio final, ese que transcurre en una carrera de caballos en la que la familia Shelby se juega mucho más que el dinero de las apuestas. Porque en esta temporada hay mucho de caballos también, aunque el guión, igual que la familia Shelby, se mueve  mejor en los ambientes de barrio, en los pubs, en los almacenes y en los canales. Allí donde lo que manda realmente es la fuerza, el miedo y el poder no tiene tanto que ver con el dinero. 

 

 

Peaky Blinders, la serie de la BBC sobre los gángsters del Birmingham de los años 20, sorprende con una segunda temporada en la que el guión se pone a la altura de sus alardes de producción.

LO MEJOR: La manera en la que los Shelby se hacen notar a su llegada a Londres

LO PEOR: El trío amoroso que intentan colar en la trama al final de la segunda temporada

Peaky Blinders tiene una de las mejores bandas sonoras de series de los últimos años (Aquí). Los años 20 a ritmo de Rock and Roll

Hubiera sido genial un crossover, y ver a Nucky Thompsom haciendo negocios con el peligroso clan de los Shelby. Y nosotros encantados de que algo hubiese salido mal. Sr. Watanabe

 

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